The Last Jedi: La epopeya galáctica [Reseña]

The Last Jedi es como una carrera de Fórmula 1. Vas primero con bastante ventaja sobre tus rivales, pero de un momento a otro debes entrar a los pits, lo que en muchas ocasiones puede provocar que pierdas tiempo y a su vez, el primer lugar. La sensación de que pudiste haber hecho algo mejor, pero perdiste por ser muy lento es lo que pesa en el Episodio VIII.

A grandes rasgos, The Last Jedi es superior en muchos sentidos a The Force Awakens, por lo tanto, es mejor que las precuelas. De este mismo modo cumple con entregar los momentos épicos que hicieron falta en el Episodio VII.

La sensación de pesadez llega anunciada por las tramas secundarias, donde el poder de la edición queda bajo nivel con algunos cortes de escenas muy bruscos y otros donde se podía notar la falta de dialogo. Esto hace, por ejemplo, que personajes como Finn (John Boyega) queden en una parada muy débil.

Hace un tiempo leí que las segundas películas de una trilogía suelen funcionar como un puente de conexión, un Bifrost cualquiera. El caso aquí, es que el episodio siete ya fue el puente entre la seis y la ocho. Obviamente, pecaron de poco novedosos y falta de marketing, lo que termino hundiendo a la película con el tiempo.

Debido a esto la octava entrega no lo tenía para nada fácil, ya que en el fondo debía sustentar la trilogía y no caer en los clichés o usanzas de las originales. Su misión era salvar personajes, salvar historia, salvar una saga que en su momento fue una obra de arte, pero destruyo el cine de los 70 y termino siendo un producto comercial.

Lo último no se puede negar, durante la película se puede sentir mucho el lado A (visión de los productores) y el lado B (visión de Rian Johnson). Pero el punto a favor es que, a pesar del molde impuesto a Johnson, se alejó de lo cotidiano y logro plasmar una función nueva dentro de lo posible. Sí, la cinta sigue la ruta de las aventuras o del héroe, como quieran llamarlo. Con el giro de darle espacio a las nuevas caras, quienes deben llevar la saga desde ahora

El problema es que siguen siendo opacados por los personajes antiguos. Cada vez que Luke y Leia salen la gente les entrega el peso a sus hombros, los transforma en los héroes de infancia. Aunque tampoco es del todo malo, ya que ambos le dan el misticismo a la cinta y logran que funcionen como una maquinita a fondo.

Si yo fuera Boyega, lucharía por los derechos de mi personaje. Es imposible a este punto que vendan su conexión con Rey, unos simples abrazos no pueden arreglar lo que refiere en cuanto a lazos fraternales. Lamentablemente, los 40 minutos perdidos de la cinta y por los cuales siento que la extensión de la cinta es en exceso larga, son parte de la trama de Finn.

Se sabía que Finn se embarcaría en un viaje con un personaje secundario. La razón era desconocida, y lo seguirá siendo para ustedes que aún no ven la película, porque no quiero entrar en spoilers. Pero al final termina siendo relativamente innecesaria y Finn termina aún más flaco en historia, un relleno sin sentido.

Como espectador uno no es tonto y tiene dimensiones de las cosas reales (aunque estén en el espacio), hay uno de los escapes más lentos en la historia del cine, incluso llega al punto del agobio personal por saber si logran arrancar o no.

En lo demás, la película cumple su función de realzar a los nuevos protagonistas, quienes, por fin, se ven más cómodos con sus personajes. Desde Kylo y Rey como los principales ejes de una máquina que de aquí para adelante no debería caer en los mismos baches hasta un Poe Dameron sediento de poder ser un líder, aunque este en pleno crecimiento personal.

El humor es usado cuando es necesario, al igual que los porgs, por los cuales se temía explotación laboral. Se siguen presentando nuevos mundos y criaturas (Amor por los perritos de cristal), los que reafirman cada aspecto de los personajes. El de Luke, es un caso donde la isla muestra lo que el personaje quiere entregar y porque se exilió.

Por todo esto, con sus errores y su tardanza en el pit, con sus buenos momentos y todo, The Last Jedi es una sucesora precisa al momento de contestar y generar preguntas. Si tenían alguna duda, las pueden despejar, la octava entrega cumple su objetivo.

De hecho, es la primera película de Star Wars, donde de verdad se siente una guerra y no las rencillas familiares entre los Skywalker. Una cinta que labra su propio rumbo, que explica sus momentos al más puro estilo Game Of Thrones (¿Nueva Generación?) y que como en su tiempo lo hizo El Imperio Contraataca (del cual no es una copia), te toma por sorpresa en varios momentos, creando unas lagunas mentales en tu cabeza por unos segundos.

Al final, después de todo, algunos y me incluyo, olvidaremos lo pésimo de TFA.

Trailer:

 

 

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