[RESEÑA] Cuphead: Don’t Deal With the Devil

Se debe tomar un buen periodo de tiempo de trabajo, para lograr un buen producto. Un solo año no es suficiente (palo para el que le caiga) para lograr un buen juego. Ahora, si hablamos de uno que demoró 3 años más de lo prometido en salir, es de esperar que el resultado sea mejor de lo esperado. Gracias a Dios, y al diablo también, este es el caso de Cuphead: Don’t Deal With the Devil.

Lo bueno, demora

El juego que se comenzó a desarrollar en 2010, se confirmó en el E3 del 2014, y que recién este año se estrenó para consolas y PC. Y no solo es una promesa que demoró en llegar, sino que también es un título que viene para decir que el género de los videojuegos de plataforma no está muerto, y pueden tener autores independientes.

Su diseño gráfico está ambientado en las animaciones clásicas de la década de los 30, una época en la que las caricaturas aún no tenían el sello infantil, y se permitía tocar temas como la violencia, las drogas, la sexualidad he incluso, los demonios. Por otro lado, la banda sonora mezcla un Jazz con música contemporánea usada en juegos retro. Esto no solo le da ritmo, sino que también brinda una atmósfera que combina a la perfección con la dificultad que propone cada nivel.

Las mecánicas de Cuphead, de primera pueden parecer muy básicas, y por lo mismo muy divertidas, pero a medida que se avanza en la historia, y que vamos enfrentando a los jefes de cada sector, tanto la sencillez como el desafío va creciendo, y vaya que crece.

Un dato interesante, es sobre los creadores del juego. Los hermanos Chad y Jared Moldenhauer, quienes para poder terminar de producir su creación, tuvieron que hipotecar su casa. Con esto ya no hay lugar a dudas de que es un indie. Otro buen motivo para apoyar el juego e invertir en él.

-Ellos literalmente le vendieron el alma al diablo-

Simple, pero desafiante

Se respeta el modelo de Shoot and Run, típicas de Metal Slug, pero no se basa simplemente en repartir balas a la tonta y a la loca, para acabar con los enemigos. Cada rival que se nos presente tiene su propio punto débil y es necesario que el jugador sepa combinar saltos con disparos. Cosa a la que muchos de los gamers de esta generación no están acostumbrados a hacer.

Y hablando de dificultades… los jefe bien merecido tienen su título. Constan de diversas faces de ataque y velocidades, obligando al jugador a cambiar su táctica para derrotarlos. Spamear el botón de disparo no ayudará. Y esto sin nombrar la absurda cantidad de vida que poseen. SPOILER (no te fíes de haberlos matado, nunca).

La historia va de dos hermanos, Cuphead y Mugman, quienes en un juego de apuestas, pierden sus almas contra el mismísimo diablo. Para evitar irse al infierno, hacen un trato con el cachu’o, el cual consiste de recolectar las almas de los demás deudores para así poder saldar su propia deuda. Esto los lleva a comenzar una aventura, en la que se enfrentarán contra monstruos sobrenaturales, con poderes aún más extravagantes que ellos mismos.

 

Es un título excelente, pero no perfecto. Los jugadores más exigentes critican un par de glitches de personajes que se quedan pegados en la pantalla, y muchos otros se quejan del extenso tiempo de carga entre niveles. Más allá de eso, el único defecto que comparte la mayoría, es la falta total de subtítulos, dejando oportunidad de entender en su totalidad la historia de juego, solo a los bilingües.

En resumen, es un gran estreno, que supera las expectativas y que valió la pena esperar. Está disponible desde ya para Microsoft Windows, para los que prefieran Pc, y también en Xbox One para los amantes de las consolas. Una aventura gráfica que no se puede dejar pasar.

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