«232° más….Ray Bradbury y el día en que los libros se volvieron personas»


El origen latino de la palabra clásico, seria “clasicuss”, que en una de sus acepciones entiende dicha palabra como: “de la primera clase”, la chantapedia la definirá como “digno de imitación”, quememos la chantapedia y no le creamos, nos quedamos con “clasicuss” de primera clase, y castellanizado, clásico, es aquello que no pasa por el yugo del tiempo, una obra humana excelsa, como es de la especie nuestro Fahrenheit 451, obra del poeta y escritor de obras (que serán algunas entendidas como de ciencia ficción) don Ray Bradbury.

No se preocupen, no vengo con la típica pelotudes de que el libro se llama Farenheit 451 porque es la temperatura a la que arde el papel, y que soy tan poco original que el título de este artículo se refiere al mismo, pero traducido en Celsius, no, este articulo tratara de dar una de las muchas lecturas que se le puede dar a esta obra eterna.

Bradbury la escribirá en una época en que el Maccarthismo ebullía en el país del norte del río grande, y del otro lado de la cortina de hierro las cosas respecto de la libertad de ideas y opinión, no iban mucho mejor.

Una de las ideas principales que a mi entender maneja el maestro Bradbury en este libro, es el agobio, el miedo de lo establecido a lo diferente, a lo distinto, al pensar y ser distinto, eso es extraño, y pero en un país imaginario, en que unos a los otros se llaman marxistas o fascistas, simplemente por expresar ideas discordantes a  las previamente establecidaa, sí, y algo de ruido me hace este librito.

En 175 paginas (conforme mi edición) el autor nos cuenta la historia de un bombero (probablemente el juego de palabras en inglés “fireman”, da el juego de “hombre de fuego”, que en este caso será aplicable en el peor de sus términos), un funcionario, medio, conforme, que hace su trabajo, escucha las retahílas de su jefe, y cumple su función, hasta que un hecho ordinario le sucede ….alguien que no conoce se le acerca y habla con él, alguien quien no ordena como su jefe, no pide como su esposa, no habla estúpidamente como sus compañeros, esa persona es una ella, y se definirá como: “….tengo diecisiete años y estoy loca. Mi tío dice que ambas cosas van siempre juntas. Cuando la gente te pregunta la edad, dice, contesta siempre: diecisiete años y loca ¿Verdad que es muy agradable pasear a esta hora de la noche? Me gusta ver y oler las cosas y, a veces, permanecer levantada toda la noche andando, y ver la salida del sol.”

Perdona si no te lo había dicho antes, el nombre de nuestro héroe será Guy Montag, y antes de este encuentro, será un adorador del fuego, y conformista con su trabajo, luego, todo le dará vueltas en la cabeza, y renacerá como el fénix, de entre las llamas.

Tratare de no hacer avances ni matar el final de la obra, pero sí, nuestro héroe tiene como labor quemar libros, castrar ideas, borrar la diferencia, respecto de la primera me suena una idea en la cabeza, será don Jorge Luis Borges, insinuara en su ensayo “La flor de Coledridge” (don S.T. Coleridge de quien espero hablar en futuros artículos y “Las Puertas de Anubis” de Tim Powers), que los libros en particular no existen, la literatura es una y eterna, sólo se escribe en partes, en tiempos y lugares distintos, pero sólo existe un único relato.

Nuestro Montag será encargado de quemar esos libros, hasta que una tragedia, una vuelta dolorosa, lo vuelva refractario, y los guarde, los atesore, los memorice, y lo peor de todo, los repita, repita sólo, poesía.

Este libro tiene una superlativa versión fílmica, sí, y aunque la película nunca es igual que el libro, esta película de don François Truffaut, del año 1966, en lo personal creo que junto a “El Proceso” película de Orson Welles (ambos genios en todo el sentido de la palabra) es inmensa, se las recomiendo, está en Youtube, me parece que Netflix y algo más por allí.
Montag quema libros, por que aquellos que ordenan, se lo mandan, quema ideas, en la película de Truffaut se quema el “Mi Lucha”, la biblia del nazismo, pero es raro, no parece uno simpatizar con esa quema de libros, incluso cuando se quema ese libro en especificó; el grupo 451, no sólo quema libros, quema historias, quema hombres, quema pasado, futuro y presente, como dirá alguien por allí alieniza, será el Estado el que interprete lo que debe ser sabido, aprendido, lo demás esta demás, no interesa, pero ¿me pregunto yo? ¿no se parece a un país, hipotético que cobra el 4% promedio del sueldo mínimo, que gana una gran mayoría por comprar un libro promedio, porque en ese país algunos decidieron, algunos, que un libro es un bien de lujo?, y no digo que esa minoría sea la Camara chilena del libro, no para nada.

Montag por fin, se volverá loco o será absolutamente libre, y en esto, lo cito a libro: “Montag quemó las paredes del dormitorio, el tocador, porque quería cambiarlo todo, las sillas, las mesas y, en el comedor, los platos de plástico y de plata, todo lo que indicara que él había vivido allí, en aquella casa vacía, con una mujer desconocida que mañana le olvidaría, que se había marchado y le había olvidado por completo, escuchando radio auricular (unos audífonos de Smartphone) mientras atravesaba la ciudad sola. Y como antes, era bueno quemar. Montag se sintió borbotear en las llamas y el insensato problema fue arrebatado, destruido, dividido y ahuyentado. Si no había solución…Bueno, en tal caso, tampoco quedaría problema. ¡El fuego era lo mejor para todos!… Cuando hayas terminado –dijo Beatty a su espalda (la de Montag)-quedarás detenido…”
.

El libro es imprescindible, nos muestra una distopía, hipermediatizada, controlada, castrada, uniforme y con cara limpia, la película la grafica, entonces Fahrenheit 451 es un clásico, no porque sea primero en su clase, si no, porque es imperdible, recomiendo el libro y la película, ambas y a la vez, el trio vale la pena, pero como todo, una primero, otra después, imperdible, cuando al final una persecución mediatizada, mata a un ciudadano de a pie, lo transmiten por televisión, les avisan a sus televidentes, los dejan contentos y pasa al próximo programa, les suena de algo.

Yo tengo la edición Plaza y Janes, decimosexta edición del 2000, 175 páginas, existen ediciones baratas, tienen para elegir, agradezco sus comentarios, incluso se puede descargar en pdf.
451° después, ruego a los lectores lean Fahrenheit 451, y mi más humilde homenaje a Don Ray, fallecido el 2012, gracias maestro.


Posdata: ningún libro a sido dañado, quemado o mancillado en la redacción de este artículo, sólo se ha bebido cerveza…

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